Urge un plan de choque
educativo para no perder el tren de la digitalización
Por
supuesto que en España faltan también camareros, cocineros, peones agrícolas,
trabajadores de la limpieza y de la construcción, ya sean hombres o mujeres.
Pero desde un punto de vista estratégico es mucho más importante, dicho sea con
el máximo respeto para los oficios citados, poder contar con los profesionales
necesarios para desarrollar el escenario tecnológico de la nueva economía y de
la nueva sociedad del siglo XXI.
Es
muy urgente, por tanto, impulsar de inmediato un plan de choque para la masiva
formación de profesionales especializados en las nuevas tecnologías del
presente y del futuro. Todo el sistema educativo debe sumar esfuerzos,
debidamente coordinados, para impulsar ese plan de formación masiva, en
colaboración con las patronales y los sindicatos. Nos jugamos el futuro. Se
trata de diseñar cursos prácticos, acelerados y adaptados a las necesidades del
sistema productivo y social. El Gobierno central y los gobiernos autonómicos
deberían liderar de inmediato dicho proceso, que podría entrar bajo el marco de
la financiación de los fondos europeos. Hay capacidad suficiente para
reaccionar y debe reaccionarse.
A
la vez se hace necesario impulsar también un plan de atracción de profesionales
con talento tecnológico del extranjero –por ejemplo, de India, China o Japón–
para contribuir a la formación de los trabajadores españoles y, asimismo, para
cubrir las necesidades productivas más urgentes de las empresas.
Al mismo tiempo es de una enorme importancia incentivar la incorporación de estudiantes, especialmente mujeres, en los ámbitos universitarios de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas, conocidos bajo el acrónimo de estas palabras en inglés: STEM. El número de estudiantes en estas carreras en España es muy bajo en comparación con otros países desarrollados.
El
sistema productivo, paralelamente, debe valorar mejor el talento tecnológico,
tanto desde el punto de vista salarial como de las condiciones de trabajo, con
objeto de evitar su fuga hacia otros países que hacen mejores ofertas. Debe
tenerse en cuenta que retener este capital profesional, sea al nivel que sea,
es fundamental para la competitividad presente y futura. En la medida en que
esos perfiles sean más valorados también habrá mayor interés de los jóvenes –y
no tan jóvenes– por ellos.
Fracasar
en el proceso de digitalización de la economía y de la sociedad españolas puede
truncar el crecimiento económico del país, su competitividad y el aumento y
mejora del empleo. Es pues clave actuar. La formación tecnológica, después de
la entrada en vigor de la reforma laboral, es el desafío más importante que
debe afrontar en este momento el mercado laboral español, por delante de otros
debates que se plantean en la actualidad, como puede ser el de la reducción de
la semana laboral. Ahora lo urgente es la formación tecnológica.
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