jueves, 30 de noviembre de 2023

Fiscalidad para unos y para otros

 


Subir o bajar los impuestos parece que son las únicas opciones que nuestros políticos nos ofrecen. Ambas, sin duda, responden a un modelo de sociedad que, por cierto, ni se ha debatido ni se ha explicado más allá de las promesas propias del día de Reyes.

Quien dice bajar los impuestos no nos dice cómo equilibrar nuestro presupuesto público ni como reducir nuestro endeudamiento en unos momentos de tipos de interés más altos.

Quien nos dice subir los impuestos tampoco nos dice qué coste van a tener las políticas de gasto que se proponen y si nuestra economía y los contribuyentes podrán soportarlo.

Ambos, eso sí, son conscientes del problema de la desigualdad y del de la vulnerabilidad. Pero ni uno ni otro nos dice qué está fallando para que las prestaciones públicas que pretenden paliar tales situaciones, como el ingreso mínimo vital, no estén llegando a manos de sus beneficiarios. Y tampoco nos dicen nada sobre qué políticas de gasto no están siendo lo suficientemente progresivas como para disminuir la desigualdad de forma significativa.

Mientras uno nos dice también cuál es su política económica, el otro nos dice que las empresas han de pagar más impuestos.

Pero ni uno ni otro nos dicen qué hay que hacer para redistribuir mejor la progresividad, ya que no se trata de recaudar más, sino de redistribuir mejor el pastel y promover el aumento de recaudación a través de lo que sé denomina el ensanchamiento de bases imponibles

Donde ambos coinciden es en no hablar mucho del gasto público. De la necesidad de analizar la eficacia y eficiencia de las políticas públicas. De evitar las duplicidades y los gastos superfluos y clientelares. Bueno, en realidad, uno dice que se puede recortar mucho que no lo creo, y el otro que, sin perjuicio de mejoras, el gasto público ya se gestiona adecuadamente.

Unos miran y admiran el modelo fiscal nórdico, pero se olvidan de que se sustenta en una excelencia de los servicios públicos y en el pleno convencimiento del ciudadano de su calidad, sin menoscabo del necesario equilibrio entre lo público y lo privado. Donde el servicio público es eficiente y eficaz, el servicio privado es un competidor más. No se dice, tampoco, que es un modelo en que el IVA tiene un peso importante. Otros admiran los derechos laborales de los trabajadores alemanes, pero se olvidan de la elevada renta per cápita germana y de su mejor productividad,

Personalmente, creo que no hay que mirarse en otros espejos, sino en el nuestro propio como mínimo hasta resolver nuestros problemas. Y para ello es imprescindible el diálogo. Imponer nunca es la solución. Convencer, sí. Dialogar, también. De ahí la importancia de que unos y otros dejen de hablar para unos y para otros, y se sienten a hablar entre ellos.

Solo así es posible tejer un nuevo contrato social

No se trata de recaudar más sino de redistribuir mejor el pastel


Antonio Durán-Sindreu Buxadé - Profesor UPF

 

 

 

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