La eurozona se expone a una posible recesión
económica, mientras en España se prevé que el turismo y las políticas laborales
y sociales saquen a flote la economía.
La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, en Amsterdam, Países Bajos, a 9 de julio de 2022.
El valor del euro se ha depreciado este martes 12 de julio
hasta alcanzar el del dólar. Ambas divisas se han situado en una posición
de paridad que no se había visto desde hace 20 años. Europa, asediada
por la guerra en
Ucrania y los cortes en el
suministro de gas ruso, está dejando de ser un lugar atractivo por unos
inversores que miran con mejores ojos a la economía estadounidense.
Desde que comenzó la invasión rusa, el euro ha caído un 13% respecto
al dólar, lo que ha provocado un aumento de un 8% en la factura del petróleo. Esta situación tiene
un efecto inmediato evidente que se conoce como inflación importada,
que quiere decir que cuanto más se devalúa una moneda, mayores son los
costes de las importaciones.
“El euro se ha depreciado un 13%
respecto al dólar desde que empezó la guerra en Ucrania”
Este fenómeno ha puesto en vilo a todos los gobiernos europeos, temerosos
de una inflación general. La caída de la divisa propia podría
elevar los costes de la industria y acabar trasladando ese encarecimiento
a unos precios al consumo ya desbocados. Además, a parte de las materias
primas, existe un gran
número de intercambios comerciales entre Europa y Asia, como es el caso de
los componentes electrónicos, cuya falta dejaría a las empresas
expuestas.
Se trata, por tanto, de una coyuntura que afecta a todos los actores
económicos de la eurozona, desde los estados y las empresas, hasta los
ciudadanos de a pie, a quienes se le han encarecido los
bienes y servicios que compran en dólares.
Desde otra perspectiva, algunas consecuencias de esta depreciación también pueden ser positivas. Por ejemplo, los bienes de Alemania o Francia, dos países netamente exportadores (venden más fuera de lo que compran) ganarán competitividad. Si bien, son unas cifras con las que conviene ser cautelosos porque no está claro que el balance con los costes sea positivo.
“Eduardo Garzón: En la rápida caída del
euro estos últimos días ha tenido un papel clave la especulación
financiera"
Por su parte, Eduardo Garzón,
profesor de Economía en la Universidad Autónoma de Madrid, considera que es
importante señalar que, más allá de la crisis de Ucrania, "el euro ha
caído rápida e intensamente en los últimos días debido a la especulación
financiera, porque los inversores han detectado una oportunidad de
hacer beneficio con la suspensión del gasoducto Nord Stream".
El economista sostiene que la situación en Alemania, al implicar mayor
coste, lleva a los inversores a intervenir en los mercados de futuro vendiendo
en posiciones cortas y comprando en largas. "Si compras barato algo y lo
vendes caro, haces beneficio", explica.
“España no entraría en recesión”
La tensión social resulta cada vez más plausible. Las familias, cuyos
salarios permanecen estancados, están sufriendo en sus carnes el encarecimiento
de la vida en un contexto que no parece tener solución a corto plazo.
“Monedero: El desplome del euro es una
razón más para que la diplomacia ocupe el espacio de las armas"
"La guerra de Ucrania, una guerra obligada por los EEUU en
su confrontación con Rusia y China, está reventando las costuras de la
Unión Europea. La pérdida del euro va a encarecer todas las importaciones.
Una razón más para que la diplomacia ocupe el espacio de las armas",
explica Juan Carlos Monedero, profesor de Ciencia Política en la
Universidad Complutense de Madrid. El politólogo pone de relieve la importancia
de priorizar la extinción de la guerra como vía más eficiente para poner fin a
esta situación económica, cada vez más disparatada.
Desde el Banco Central Europeo (BCE) se propone una subida
de los tipos de interés, similar a la que llevan implementando en Estados
Unidos desde inicios de la pandemia. Sin embargo, la combinación de esta medida
con la inflación podría hacer que los agentes en
situación más vulnerable pudieran experimentar mayores dificultades para hacer
frente al pago de las deudas y, por consiguiente, para
gastar/consumir/invertir. Una circunstancia que, desde luego, supondría como
poco un freno en el crecimiento económico, cuando no el principio
de una recesión.
“España mantiene su nivel de crecimiento
en expansión”
El secretario de Estado de Derechos Sociales, Nacho Álvarez,
muy crítico con esta iniciativa del BCE asegura que "si las subidas de
tipos son significativas pueden inducir una nueva recesión económica: se
frenaría la creación de empleo y la economía, y ni siquiera tenemos certeza de
que eso sirva para frenar la inflación. Es matar moscas a cañazos".
"A medida que la Reserva Federal siga aumentando los
tipos de interés, la devaluación del euro continuará. Especialmente si el
gasoducto Nord Stream no vuelve a operar. No obstante, la depreciación, por
definición, no puede ser eterna, así que en algún momento se
encontraría algún tipo de equilibrio y dejaría de caer", dice
Garzón.
“Los economistas insisten en la
necesidad de repartir el daño de la inflación entre trabajadores y empresarios”
En medio de esta incertidumbre, los hogares en España sobreviven como mejor
pueden gracias al apoyo de las políticas públicas del Gobierno central y,
eventualmente, por el turismo. Resulta que, en este contexto, la
caída del euro tendrá como efecto un mayor estímulo del sector turístico,
especialmente el de países como Reino Unido, Noruega y EEUU. Un dato muy
significativo si se tiene en cuenta que, en valores relativos, supone una
aportación al PIB nacional de aproximadamente un 7,4%.
En los dos primeros trimestres del año 2022, España ha mantenido el nivel
de crecimiento en expansión, aunque es cierto que en este último mes se ha
experimentado una desaceleración del ritmo económico. Además, las reformas
introducidas en el mercado laboral muestran una resiliencia clave para mantener
esta estabilidad. En esta línea, España registra el menor déficit
comercial en más de 30 años.
Así, la actividad sigue creciendo, sobre todo en el sector servicios. Con
la ventaja de que en el tercer trimestre, el turismo afronta su temporada alta
con expectativas esperanzadoras. Algunos economistas insisten, no obstante, en
un pacto de rentas que reparta el daño y los
beneficios de la inflación entre trabajadores y empresarios.
María Martínez Collado
Público, Madrid 13/07/2022
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