lunes, 19 de junio de 2023

"Para evitar los daños climáticos hay que producir sólo lo que realmente se necesita”

 

Entrevista a Jason Hickel
"Debemos satisfacer las necesidades de las personas mientras a la vez atendemos las cuestiones ambientales"

                              

Jason Hickel, antropólogo, escritor y profesor de economía ecológica en el Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals (ICTA-UAB) ha publicado Menos es más (Capitán Swing), donde recoge un amplio catálogo de propuesta para adaptar la economía a la crisis climática. Él es un especialista en desigualdades sociales pero sus incursiones en el mundo de la economía ecológica lo han convertido en un referente

¿Cómo debemos afrontar el cambio climático?

Para detener el aumento de temperaturas en 1,5 ºC, los países ricos, y cada uno de nosotros, tiene que reducir las emisiones muy rápidamente. Y ahora mismo ningún país está en la senda para lograrlo y cumplir el Acuerdo de Paris. La principal razón es que utilizan mucha energía; y cuanta más energía se utilice, más difícil será descarbonizar la economía. Los científicos tienen muy claro que estos países deben reducir su consumo de energía, empezando por las elites. Y para conseguir estas reducciones en el conjunto de la energía se tiene que reducir el tamaño de algunos sectores de la economía perjudiciales para el clima

¿Como cuáles?

Por ejemplo, los coches SUV, la carne, las armas…Bajo la perspectiva de la economía neoclásica dominante, todos los sectores económicos deben crecer. Eso podría ser considerado normal y racional en otros tiempos; pero en medio de una crisis climática como la que tenemos obviamente, eso es una locura. Deberíamos decidir de forma democrática qué sectores se deben reducir y cuáles deben crecer, por ejemplo las energías renovables, la agricultura regenerativa, y en qué otros debemos decrecer.

¿Y qué actividades deben reducirse?

Deberíamos concentrarnos en reducir los sectores de actividad que no son necesarios y consumen mucha energía; o en sectores que están pensados para las elites pero que no para cubrir las necesidades reales de las personas. Debemos dar respuesta a las necesidades reales.

O sea, hay que adaptar la economía al cambio climático...

Debemos poner un tope al uso de recursos y energía que se sitúen en los niveles deseables actuales e ir reduciéndolo cada año hasta que volvamos a estar dentro de los limites planetarios que hemos rebasado. No me parece una idea radical; a fin y al cabo poner límites a la explotación de las personas es lo que ya se ha hecho incluidas las leyes del salario mínimo, la legislación sobre el trabajo infantil y la regulación del trabajo el fin de semana

Reivindica una economía de las personas.

Vemos esa necesidad también en España, con un 30% de paro juvenil; lo vemos en las dificultades para acceder a la vivienda, inseguridad alimentaria. Estos problemas se pueden solucionar en poco tiempo; simplemente se tendría que redireccionar la producción hacia bienes que las personas realmente necesitan. Debemos satisfacer las necesidades de las personas mientras a la vez atendemos las cuestiones ambientales.

¿Por qué no ocurre?

Estamos sometidos al imperativo del crecimiento; la tecnología no se utiliza para hacer lo mismo en menos tiempo, sino para hacer más en la misma cantidad de tiempo. Las empresas madereras equipadas con motosierras no dejan que sus empleados salgan antes de trabajar y se tomen el resto del día libre sino que les hacen talar diez veces más árboles que antes.

Dice en su libro que luchar contra la desigualdad es una opción potente para reducir la presión ecológica.

Combatir la desigualdad hace disminuir el consumo de alto impacto de productos de lujo por parte de los ricos y reduce el consumo competitivo en el resto de la sociedad. Un estudio reciente prevé que solo los millonarios van a consumir tanta energía y generar tantas emisiones de CO2 como para “ocupar” el 72% del presupuesto de emisiones de carbono que nos queda, es decir las emisiones que aún restan para evitar un calentamiento peligroso. La dimensión de las clases sociales es aquí muy importante porque hay personas, por ejemplos, que tienen dificultades para cumplir sus necesidades básicas.

Hay que disminuir las actividades que consumen mucha energía y las que están pensadas para las elítes pero no para cubrir las necesidades reales de las personas

Y habla de una economía ecológica.

Gran parte de la producción que es primordial para nuestra existencia, no está incluida en la contabilidad nacional. No se incluye el trabajo de los cuidados personales en el hogar (que aun recae principalmente sobre las mujeres), no se consideran debidamente los daños ambientales y ahora el impacto sobre la atmósfera, es decir, el daño climático. No se pagan las consecuencias de las emisiones de gases. El incremento de la productividad no se ha utilizado para liberar a los seres humanos del trabajo sino para alimentar el crecimiento constante que solo beneficia a las elites.

¿Reduciría la jornada laboral?

Esa solución puede ofrecer un beneficio triple a la sociedad: menos desempleo, más calidad de vida y menos presiones sobre el medio ambiente

Usted habla de que se ha colonizado la atmósfera.

Obviamente, la idea de la colonización de la atmósfera no vino de mí; surgió en una reunión en Cochabamba, en Bolivia, en 2010, en el llamado encuentro de los pueblos, y en donde se apunta esta idea. Fueron los primeros en utilizar la idea de la colonización de la atmósfera.

Pero usted resalla en su libro la diferente responsabilidad de los países respecto al cambio climático. Explíqueme…

Lo primero que hay que reconocer es que los países ricos tienen la mayor parte de la responsabilidad por haber causado el cambio climático.

¿Pero quién debe asumir esos costes de compensación?

Efectivamente, hay que prestar atención a las grandes desigualdades de clase dentro de las naciones. La responsabilidad del exceso de emisiones recae en gran medida en las clases adineradas, que tienen un consumo muy elevado y ejercen un poder desproporcionado sobre la producción y la política nacional. Son ellas las que deben asumir los costes de la compensación.

¿China debe pagar o recibir compensaciones?

Obviamente, debemos considerar que China es un país muy grande. Cuando miras su responsabilidad histórica per capita es muy baja porque hay mucha gente; es muy diferente a la situación de los países ricos. Si pensamos que China puede llegar a la neutralidad climática en el 2050 o 2060, como se ha planteado como objetivo, y si haces la contabilidad global, pueden concluir que no habría superado los límites de lo que se puede considerar su contribución justa en relación al objetivo del 1,5 ºC mientras que sabemos que los países ricos ahora mismo ya han superado ese umbral. Eso no quiere decir que los países del sur no deben descarbonizarse; todos lo deben hacer. Pero está claro que algunos países tienen más responsabilidad que otros.

¿Quién debe pagar, los países o las personas más adinerados?

El concepto nacioncéntrica ya no es adecuado. La realidad es que las elites del Sur global también emiten mucho y son un problema en este sentido. Pues deben ser las elites, aquí en España también, pues son las que controlan el capital financiero y productivo. La idea fundamental de este proceso de compensación es que estas moviendo poder y recursos desde las elites hacia las personas; desde el capital hacia las personas.


Instalación de un tejado solar en la factoría en Soemmerda,
en Alemania, el 14 de junio de del 2023 


¿El capitalismo es el responsable del cambio climático?

Sí, pero hay que hacer una distinción porque la gente cuando piensa en el capitalismo tiende a pensar en los mercados, en el comercio y demás. Pero estas son actividades que se vienen llevando a cabo desde hace miles de años. ¿Qué es el capitalismo? 

¿Qué es?

Este es un sistema donde la producción está dominada por las elites, por el capital, por ese 1% que controla los mercados financieros y por lo tanto la producción. Vemos que la motivación que le mueve no es satisfacer las necesidades humanas, sino la acumulación de capital y la obtención de beneficios. El resultado es que tenemos formas muy perversas de producción, y tenemos sectores de alta rentabilidad, con un retorno muy alto en forma de capital. Y no se invierte en otros sectores, como viviendas sociales, servicios públicos o energías renovables que a veces no son tan rentables.

Combatir la desigualdad hace disminuir el consumo de productos de lujo, de alto impacto ecológico, y reduce el consumo competitivo en el resto de la sociedad"

¿Y qué papel juegan las políticas sociales?

Son clave. Quiero enfatizar muy claramente las políticas sociales que son necesarias. Cuando pido servicios públicos universales y garantía de empleo no lo digo como algo "extra", sino que son fundamentales. Sin estas políticas sociales no puede haber política ecológica. Es urgente que el movimiento ecologista asuma las demandas de las políticas sociales, y así llevarlas a las clases trabajadoras y a los responsables de los sindicatos junta. Este es el tipo de alianza política que será necesaria. Y podría ser una plataforma política muy popular.

Usted destaca en papel que deben desempeñar las energías renovables. ¿El crecimiento verde es una solución?

Hay que tener en cuenta que cuanto más crecerla economía, más energía consume, con lo cual es más difícil y lento descarbonizar la economía. Y a la vez, eso supone más agotamiento de recursos, y más extracción de tierras y materiales para producir turbinas. Y muchos de estos materiales son extraídos en el sur global y vienen de allí con unas relaciones muy desiguales. Las energías renovables son importantes y las necesitamos para la transición. No obstante, por si solas no son la solución, puesto que necesitamos reducir le consumo total de energía.

Barcelona   18/06/2023

 

 

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