Ahora sí Sres De Guindos, De Cospedal, De Santamaría, De Zapatero, De Montoro, De MAFO, De Díaz Ferrán ¡que Dios le acoja muchos años en el talego!, De Solbes y De La Moody's que los parió... ahora sí que han llegado los Brotes Verdes
Esta semana han llegado de forma latente, ha sido la
Plataforma de Afectados por la Hipoteca liderada por Ada Colau en el Congreso
de los Diputados , y también ha sido Beatriz Talegón en el Consejo de la
Internacional Socialista en un hotel de cinco estrellas de Cascais los días 4 y
5 de febrero de 2013. Han sido dos mujeres, benditas mujeres, a éstas sí
que habría que hacerlas santas como sigan así, Sr De Bono y no a la Madre
Maravillas esa monjita que Ud. venera y que quería hacer santa cuando Ud.
estaba al frente del Congreso de los Diputados
Al respecto ha salido en la prensa el artículo Crisis de Representación de Fernando
Vallespir que merece la pena leer.
Acabo dejándoos la intervención de Beatriz Talegón en el
Consejo de la Internacional Socialista y el citado artículo de Crisis de Representación
Crisis
de representación
Cada vez es mayor el ruido de las redes
sociales y menor la capacidad del sistema político para digerirlo
FERNANDO VALLESPÍN 14 FEB 2013
A veces la vida política nos ofrece estas cosas: imágenes, voces,
escenarios, que en un solo día sirven para plasmar con nitidez las contradicciones
que nos asolan. En poco espacio de tiempo pudimos ver tres acontecimientos que
muestran por dónde se mueve en estos momentos la política democrática. El
primero, quizá el más importante, fue la presentación de la Iniciativa
Legislativa Popular (ILP) contra los desahucios, apoyada fuera y dentro del
Congreso por quienes vienen reclamándola, y avalada por más de un millón de
firmas. El segundo fue la comparecencia a puerta cerrada de
Draghi, el Gran Tecnócrata, en una sala de
audiencias de la Cámara baja. Y, por fin, el zapatazo de Beatriz Talegón ante
los líderes socialistas mundiales.
(clicar en "leer más" para leer el artículo completo)
Con pocas horas de diferencia pudimos asistir al enfrentamiento,
ciertamente expresivo, de dos lógicas distintas de entender, vivir y actuar en
democracia. Una, el caso de Draghi, es casi anecdótica, aunque ahí lo que llama
la atención es la ausencia de publicidad de sus palabras. Como se vio, con poco
éxito. Pero define bien aquello que simboliza. No tiene sentido debatir sobre
“lo que hay que hacer en todo caso”. Toda su sutileza y elegancia no podía
ocultar que vino para lo que vino, evaluar hasta qué punto cumplíamos con los
deberes que nos habían impuesto. Y no deja de ser irónico que lo hiciera allí
donde se supone que somos soberanos para dotarnos de las políticas que nos
vengan en gana. El mensaje oculto fue más que meridiano: “Señores, esta Cámara
deberá decidir sobre aquello que nosotros digamos. Si no, aténganse a las
consecuencias”.(clicar en "leer más" para leer el artículo completo)
El caso del debate sobre la ILP parece simbolizar el polo opuesto. El
pueblo a las puertas del Parlamento que conmina a sus representantes a actuar
en la línea de la ética de la convicción, a abandonar una legislación sobre
desahucios claramente injusta. Que después el sistema se tome su venganza en
forma de restricción en el acceso a los créditos hipotecarios o dificulte el
alquiler a los más menesterosos ya es otro problema. Lo significativo aquí es
resaltar el aislamiento creciente de la clase política, perdida en su
incapacidad para satisfacer a la vez los deseos de la gente y los imperativos
sistémicos. La cuestión que importa es que ya no sabe bien a quién representa,
si a Draghi, Merkel y los Mercados o al pueblo llano. Y cuando este llama a sus
puertas tan cargado de razones, toda su seguridad anterior se desmorona. El
perdón solicitado por el grupo socialista por no haber emprendido antes la
reforma que ahora apoya con vehemencia es un buen ejemplo de ello. La izquierda
sistémica trata de liberarse de sus “culpas” y acercarse a esta nueva revuelta
liderada por nuevos movimientos sociales que desafían su capacidad para
encauzar el descontento.
Y esto nos lleva al tercer supuesto del otro día, la impresionante
reprimenda que una joven socialista, Beatriz Talegón, les endosó a sus colegas
mayores. Más que el contenido de su discurso, que también, lo que llamó la
atención fue la frescura y espontaneidad con la que lo fue hilvanando. Pero
quedémonos con lo que aquí importa, la escenificación de un grito contra la
autocomplacencia de los partidos, su vida al margen de los problemas de la
gente, su creciente clausura oligárquica.
Nuestros tres ejemplos son una evidencia más de que nos encontramos ante
una importante crisis de representación. Hace tiempo ya que los partidos han
dejado de ser esos instrumentos que mediaban entre ciudadanía y sistema
político. Y el Parlamento se nos antoja hoy plúmbeo y distante. Igual que, a decir
de W. Benjamin, las obras de arte perdieron su aura en la época de su
reproducción técnica, las nuevas tecnologías de la comunicación están haciendo
lo propio con los titulares de la vida política. Sus consecuencias son todavía
imprevisibles. El caso es que cada vez es mayor el ruido que emiten las redes
sociales y menor la capacidad que tiene el sistema político para digerirlo.
La política de hoy
oscila entre el frío cálculo tecnocrático y las pasiones a flor de piel en la
calle y el ciberespacio. Razón técnica versus emocionalidad. En medio vegeta
una clase política que se siente sola y desconcertada, ansiosa de ser querida
pero atrapada por un pasado que necesita hacerse perdonar. Muchos estamos
deseosos de que pueda llegar a recuperar la confianza perdida, que se sepa
reinventar en este nuevo mundo. Está por ver si podrán hacerlo políticos
socializados con claves e inercias de otra época. Hoy más que nunca, renovarse
o morir.
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